El caso de "La cautiva"



El procurador antiterrorista Julio Galindo ha dicho que no ha visto la obra teatral "La cautiva", pero tiene pruebas de que en ella hay apología del terrorismo. En primer lugar, ¿puede alguien opinar, con fundamento, acerca de una obra que no ha visto? ¿Puede una persona, con sensatez y buen juicio, emitir un parecer acerca de un libro que no ha leído? De ninguna manera, primero debería ver la obra. Segundo, es urgente que siga un curso de Teoría Literaria I donde le expliquen qué es una ficción artística. Tercero, es imprescindible que curse una asignatura de Historia del Teatro para que se sitúe históricamente y pueda tener elementos para emitir una opinión justificada. Una ficción no se confronta directamente con la realidad, pues no es una copia de esta. Sin duda, se trata de una verdad de perogrullo y resulta ofensivo que un funcionario que representa al Estado peruano opine de una manera tan irresponsable. Esperemos que la sensatez triunfe y, por lo tanto, el despropósito quede estrangulado en la arena. Una ficción artística puede discutirse con criterios estéticos o sociológicos o políticos, pero no prohibirse porque ello atenta contra la libertad de pensamiento. La controversia es iluminadora cuando se halla bien planteada, pero no la intolerancia ni el autoritarismo.

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