LECTURA DE "EL OBSERVADOR", DE BLANCA VARELA


Es indudable que leer poesía es una invitación al ejercicio de nuestra creatividad. Al poseer varios sentidos, un texto poético exige un receptor eminentemente activo que trata de aprehender la significación que subyace a las estructuras figurativas. El caso de Blanca Varela (Lima, 1926) es prototípico. Poeta de la llamada Generación del Cincuenta, ella puede ser ubicada dentro de una las tendencias que se puede llamar como neovanguardia, que se nutre creativamente de los componentes de la poética simbolista francesa. Su primer poemario Ese puerto existe evidencia el empleo de un yo poético masculino y una densidad figurativa, la cual nos recuerda a Reinos de Jorge Eduardo Eielson. Veamos el siguiente texto:

Éste es el hombre,
el nobilísimo verdugo,
lo veo inclinarse,
veo las cuatro paredes de su reino,
la línea débil de sus brazos.

Hoy vivo con el desconocido
y desde afuera le digo
que olvide al tiempo,
que no lo guarde doblado
en su pequeño cajón de escolar,
que vea su vuelo,
su salud profunda de viajero,
que lo siga de lejos.

"El observador" forma parte de Ese puerto existe. Posee dos estrofas, cada una de las cuales constituye un segmento. Elijamos un título a cada una de estas estructuras:

Primer segmento: Ver al verdugo en su reino (del verso 1 al 5)
Segundo segmento: Sugerencia del yo poético desde fuera de la escena (del verso 6 al 13)

En la parte inicial, prepondera la isotopía visual porque las sensaciones perceptivas se manifiestan a través de la utilización del verbo "veo". Se observan aspectos vinculados a los movimientos del cuerpo y a un espacio donde habita el verdugo. El poema plantea cómo en el espacio de este prima, paradójicamente, la debilidad como principio directriz.
En la última parte, predomina la imagen de la convivencia del yo y el otro (el "desconocido").
Desde el punto de vista de las figuras literarias, tenemos un oxímoron ("nobílisimo verdugo"), cuyo funcionamiento implica la oposición entre un superlativo y un nombre. Existen dos metáforas: "el reino es una casa" y "el tiempo es un papel doblado". Se subraya que un reino es un espacio cerrado y que el tiempo, para el "desconocido", es concebido como algo que se archiva en una gaveta del escritorio.
Locutor personaje (yo poético) que monologa y se dirige a un alocutario no representado. Semánticamente, las connotaciones son disímiles: el yo poético se representa como un otro que mira desde afuera y está en el espacio exterior de la casa; así se manifiesta una conciencia crítica que parece sugerirle al "desconocido" que salga de sus cuatro paredes y respire aire puro.
Me resulta cautivante el poema porque es sinónimo de síntesis y de concentración verbal. Varela, recientemente galardonada, es una de las grandes poetas de lengua castellana.


(Foto: Blanca Varela con sus hijos Vicente (izquierda) y Lorenzo (derecha). La fuente original es la revista Caretas, pero he tomado la foto del blog Moleskine, de Ivan Thays).

Comentarios

Miss Vilma dijo…
Efectivamente, Blanca Varela es una GRANDE en nuestras letras, pero poco celebrada y reconocida aquí, salvo entre conocedores de alta poesía.¿Siempre debemos esperar que ojos extranjeros descubran nuestras maravillas?
Sí, exacto. Es increíble que no aprendamos a valorar plenamente lo nuestro.

Entradas más populares de este blog

Análisis de 'El profesor suplente" de Julio Ramón Ribeyro *

SIETE CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA MODERNA